Esta temática ofrece actividades que fomentan el aprendizaje y el pensamiento creativo, se busca que los docentes integren sus experiencias adquiridas en contextos significativos dentro de sus áreas particulares de enseñanza. Esta fase enfatiza la importancia de la creatividad como un elemento clave en la pedagogía, promoviendo la implementación de estrategias que impulsen un aprendizaje activo y participativo en los estudiantes.
Los docentes aplican los conocimientos y habilidades adquiridas previamente, adaptando experiencias musicales que fomentan la exploración, la reflexión y la expresión creativa. Se les motiva a diseñar actividades que refuercen los contenidos curriculares y también fortalezcan competencias cognitivas, emocionales y sociales, favoreciendo un entorno de aprendizaje multidimensional. Las propuestas pueden incluir la integración de la música como recurso transversal para dinamizar la enseñanza, utilizando la improvisación, la composición y la experimentación sonora para enriquecer la comprensión y el interés por los temas tratados.
Se concluye con un espacio de intercambio donde los docentes comparten sus experiencias y resultados con los demás participantes. Este proceso de socialización permite retroalimentar las prácticas, fortalecer la comunidad educativa y fomentar una cultura de colaboración y aprendizaje compartido. Las reflexiones y aportes de cada docente enriquecen la formación colectiva, facilitando el desarrollo de nuevas ideas y metodologías que pueden aplicarse en diferentes contextos escolares.